No hay un único método para determinar la talla de sillín más adecuada para cada ciclista. En muchas tiendas de bicicletas hay algunas herramientas básicas, que pueden proporcionar algunos datos reveladores, pero lo ideal sería contar con los servicios profesionales de un buen especialista en estudios biomecánicos.
Uno de los datos más transcendentales será comprobar las proporciones físicas del ciclista, como la separación de sus isquiones, que son los huesos de la parte baja de la cadera, que apoyan sobre el sillín, en mayor parte.
La distancia que separa nuestros isquiones definirá, fundamentalmente, la anchura de nuestro sillín, que será algo mayor a dicha medida. Son medidas típicas de anchura valores como 130 mm, 143 mm, 155 mm, etc.
Los gustos, como es evidente, también deberán valorarse, para tratar de encontrar el sillín de más comodidad para cada ciclista. Hay personas que prefieren un apoyo casi sin acolchado, incluso un sillín de carbono MTB íntegramente, así como otros requieren que sea algo más mullido, con más material, aunque aumentemos ligeramente el peso total. Un ejemplo de minimalismo, ligero, pero muy efectivo, es el sillín Tune Speedneedle Alcántara Carbon.
Cuando tengamos claro qué modelo es el más adecuado, será extremadamente importante determinar el correcto ajuste de la altura del sillín. Diferentes sillines pueden requerir un reajuste al tener medidas diferentes, obligándonos a actuar sobre la tija subiéndola o bajándola unos milímetros. También serán muy relevantes la posible inclinación (normalmente a nivel) y el valor de retroceso, que deberemos ajustar antes de fijar el sillín a la tija de la bicicleta. Por cierto, deberemos prestar atención, como siempre, a los valores de apriete o par máximo de los tornillos que unen la tija a nuestro sillín. Lo mejor será emplear una buena llave dinamométrica.