Luces de bicicleta

Hablamos de luces led de alta calidad, diseñadas para hacernos mucho más visibles durante el día, con un patrón de intensidad, destellos, enfoque y potencia calculados para este fin. Hay luces que permiten que los conductores de vehículos a motor vean al ciclista mucho antes, o que incluso adviertan su presencia en situaciones en las que, sin la luz, ni lo hubiesen percibido. Y, lo cierto, es que el mayor porcentaje de accidentes suceden durante el día, por lo que la compra de una luz de bici diurna es una compra maestra.

Normalmente el número de lúmenes de la luz que estamos buscando es el dato que más se tiene en consideración. Este es un dato muy relevante, que nos da una idea del nivel de brillo e iluminación, pero no es el único dato importante. También influyen, y mucho, las características de la óptica y la lente, determinando el ángulo de salida de la luz.

Lo que va a marcar la diferencia, ante todo, es la zona por la que vamos a circular. Si queremos hacer rutas nocturnas vamos a necesitar, sin duda, luces o focos delanteros potentes. Por suerte, ahora hay focos y baterías que harán viable este tipo de recorridos por zonas sin iluminación.

Una luz trasera de alta calidad es sinónimo de seguridad, cuando circulas en bicicleta. Por suerte, actualmente se comercializan luces traseras que podemos usar tanto de noche como de día, para que se nos vea fácilmente, especialmente por parte de los conductores de vehículos motorizados. Además, estas luces están diseñadas para facilitar su uso y su perfecto acople a la bicicleta u otras partes del equipamiento del ciclista como el casco o una mochila. Las más vendidas funcionan con baterías recargables y tienen muchas horas de autonomía, dependiendo también del modo en que se utilicen. Normalmente estas luces, siempre de color rojo, nos permiten ajustar el modo de intensidad según las circunstancias, así como la forma en que parpadean, reduciendo significativamente el consumo. Las luces de dinamo, aunque no han desaparecido, son mucho menos usadas y han quedado relegadas a algunos tipos de bicicletas y usos muy concretos. También hay bicicletas eléctricas con luces de serie, alimentadas por las baterías de la bici.

Decidir qué faro delantero o luz delantera para bicicleta, con luz blanca, es el que más se ajusta a nuestras necesidades, merece un buen estudio, debido al gran número de posibilidades que ofrece el mercado. Evidentemente, no es lo mismo circular por una ciudad bien iluminada, que hacerlo por pistas de montaña con ninguna iluminación. Cuando además de cumplir con la legislación vigente, equipando las luces obligatorias para la bicicleta, necesitamos tener una iluminación potente de noche e, incluso, nos preocupa hacernos más visibles durante el día, hay muchos factores para tener en cuenta al comprar la luz delantera potente ideal.

Además de con la potencia necesaria será clave elegir luces delanteras con una autonomía suficiente en función de la duración de nuestras rutas o desplazamientos. Las luces con batería recargable, tanto integrada como de batería externa, son las más usadas.

Para ciclismo urbano el foco delantero puede ser válido con potencias de entre 50 y 100 lúmenes, combinados con otros elementos que hagan más visible al ciclista, como reflectantes en la ropa y catadióptricos en la propia bicicleta. Cuando la iluminación exterior es deficiente, será recomendable aumentar la potencia desde 100 hasta 300 lúmenes aproximadamente. Y cuando la iluminación sea nula, el mínimo será de 400 lúmenes en rutas sencillas, aunque es recomendable una iluminación de unos 1.000 lúmenes si la ruta es mínimamente complicada o rápida. En el caso de las luces delanteras para rutas MTB tendremos que aumentar estas potencias, incluso hasta varios miles de lúmenes en uno o dos focos. Lo ideal sería tener una de las luces delanteras en el casco, para aumentar el campo de visión y evitar que nos queden zonas sin iluminar en algunos giros, algo que va a ocurrir si solo tenemos un foco colocado en al manillar. El foco en el casco también nos permitirá poder iluminar zonas al bajarnos de la bici, como la propia máquina, si tenemos que realizar operaciones de mantenimiento o para reparar un pinchazo, por ejemplo.

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