Pedales automáticos: la guía imprescindible
Descubre todo lo que necesitas saber sobre los pedales automáticos de MTB y carretera: ventajas, inconvenientes, tipos, montaje, mantenimiento, ajuste de las calas y consejos de uso.
Una bicicleta con asistencia eléctrica tiene importantes diferencias con una muscular en cuanto a desarrollos, cadencia y conducción. Te las explicamos.
¡Ya tienes tu primera bicicleta eléctrica!
Bueno. No exactamente. Nos ponemos un momento las gafas de intelectual para decir que lo que de verdad te has comprado ha sido tu primera bicicleta con asistencia eléctrica. Que, en realidad, así se llaman.
Tras pedirte disculpas por el momento pedante, lo cierto es que por fin, se llame como se llame, la tienes en tu casa. Y llega el ansiado momento de salir a disfrutar con ella.
Además de los nervios y de la ilusión, no serás la primera persona a la que, en ese instante, asalten ciertas dudas. Sobre todo si eres ciclista de montaña:
Haces bien en preguntártelo. Porque, en cuanto empieces a pedalear, enseguida verás que la cosa cambia, y mucho.
Es probable que una gran sonrisa aparezca en tu cara ante las nuevas sensaciones.
Pero también es probable que comiences a cometer tus primeros errores.
Empezamos recordando cómo son las cosas en una bicicleta sin asistencia eléctrica. Es algo bastante natural, y que ya conoces, pero así verás claramente la diferencia con tu nueva bici.
En una bici muscular -que, gafas puestas de nuevo, así se denominan cuando se quieren diferenciar de las de asistencia eléctrica-, la cosa consiste, básicamente, en que mientras pedaleas buscas el desarrollo que puedes mover. Encuentras una cadencia y cambias, bien cuando te ves con demasiada soltura, bien cuando vas demasiado forzado.
Es decir:
Que, como no llevamos desarrollos largos en terreno que no podemos moverlos, (por eso mismo, porque no podemos moverlos), no somos conscientes de que, más allá de que la combinación de cambio que llevemos adapte nuestra fuerza a las circunstancias, si no acertamos en su elección hay otras connotaciones que tienen que ver con:
Y por eso, con una bicicleta con asistencia eléctrica, especialmente si es MTB, tenemos que “reaprender” a pedalear y a manejar los cambios.
Si llegamos a una zona de subida y, gracias a la asistencia eléctrica, llevamos un desarrollo bastante más largo del habitual, porque lo movemos con facilidad, lo que ganamos por un lado (par velocidad-fuerza) lo perdemos por otros.
La mayoría de contrapartidas provienen por problemas por cadencia inadecuada. Es una consecuencia lógica del error al elegir los desarrollos.
Las marcas consideran que una cadencia adecuada está entre 70 y 90 revoluciones por minuto. Es la cadencia que buscamos en el pedaleo natural de la bici clásica. Con un desarrollo largo y asistencia eléctrica avanzaremos más rápido, pero nuestra cadencia estará por debajo del óptimo. Con los problemas que ello conlleva.
Estos son los principales:
Si estamos en el monte con una MTB, en terreno suelto y de poca adherencia, especialmente subiendo, una de las consecuencias de llevar un desarrollo largo, que hace girar muy rápido y repentinamente la rueda trasera con cada golpe de pedal, es que ésta empezará a patinar y a perder tracción.
Es algo que ya habrás experimentado en alguna ocasión con tu bici muscular, pero que ahora se convierte en algo importante y común si no pedaleas correctamente.
Cuando el terreno se empina, cuando el firme se vuelve técnico, necesitamos una cadencia alta con una fuerza baja para poder superar los obstáculos.
Con un desarrollo largo y una cadencia baja, las ruedas irán atrancándose al golpear y tropezar en cada piedra grande y raíz del camino, frenándonos, incluso haciéndonos parar, porque no tendremos el golpe de pedal necesario para superarlas.
Aunque parezca paradójico, no solo iremos más lentos: es que además, en pendiente y con mal firme, si paramos atrancados en uno de estos obstáculos, nos va a costar mucho arrancar.
Ya sabes por experiencia que es difícil en una bici sin asistencia eléctrica, a pesar de llevar desarrollo corto, arrancar en una cuesta, sobre todo con mal firme. Imagina llevando desarrollo largo en una bici eléctrica, que pesa más y, mientras no seamos capaces de pedalear, no vamos a tener asistencia. Eso sí: los nuevos softwares y motores tienen algún modo que ayuda en estos casos.
Y otra cosa: Si vamos con los modos de asistencia más potentes, especialmente con desarrollos largos, las reacciones de la bici son más bruscas. Mucho cuidado en terrenos virados, es muy fácil hacer rectos y, sobre todo, no te olvides de quitarlos antes de cambiar de cuesta arriba a cuesta abajo o a llano, porque puedes salir sin control. No es el único problema: si forzamos los modos, tendremos muchos de los problemas que estamos aquí reseñando, llevemos el desarrollo que llevemos. Hay que ir siempre con el óptimo para cada momento, no con el modo "turbo".
Esto nos lleva a comentar que, en una bici eléctrica, hay que anticipar más la frenada. Otro cambio con respecto a las musculares que tienes que tener en cuenta.
Ya hemos explicado que el pedaleo natural, sobre todo en MTB, es el óptimo, el que nos aporta el mayor rendimiento y control. Y las marcas lo saben. Así que, poco a poco, sus investigaciones han llevado a las bicis con asistencia hasta igualarlo
La nueva generación de motores y, sobre todo los avances en software, han conseguido acercar extraordinariamente el comportamiento de las bicis eléctricas al pedaleo y cadencia naturales de las bicis musculares.
Es decir: sus motores y rendimiento tienen su punto óptimo, su mejor funcionamiento, si están dentro del par natural de pedaladas por minuto que, como hemos dicho, está aproximadamente entre 70 y 90.
Si nos dejamos llevar por la facilidad de la asistencia a la hora de mover desarrollos largos, estaremos forzando el motor y los componentes de la transmisión, diseñados para otro uso óptimo. Y, además del desgaste de la transmisión, la primera consecuencia será una notable reducción de la autonomía de la batería.
En cualquier lugar en el que se hable de bicis eléctricas, en cualquier reseña o review, en la mayoría de consultas en nuestras tiendas físicas o en nuestro call center, la principal búsqueda y pregunta tras cada salida al mercado de un nuevo modelo radica en la autonomía.
No parece muy inteligente, después de que la mayor duración de la misma sea una de las principales preocupaciones en la decisión de compra, usar la bicicleta de una forma que, además de bajar nuestro rendimiento, disminuye en un buen porcentaje la autonomía.
Sobre todo en subida y terreno malo, básicamente con pedaleo natural:
Aunque parezca contraintuitivo, en terrenos empinados y malos ni siquiera iremos más lentos evitando un desarrollo largo: la asistencia nos permitirá llevar una cadencia alta con menor fuerza, que acercará la velocidad a la de la relación cadencia baja con mayor fuerza, pero sin muchos de sus inconvenientes y pérdidas de rendimiento.
Resumiendo: mejor usar un desarrollo ágil a mayores revoluciones, que un desarrollo trabado a menor cadencia. Todo son ventajas.
Además, con un desarrollo natural, sumando la asistencia y nuestro esfuerzo, seremos capaces de superar retos y desniveles que no habríamos soñado antes.
Esto es algo que suelen olvidar los críticos: una bici con asistencia eléctrica, en realidad, ni tan siquiera nos hace esforzarnos menos. Tampoco impedirá que alcancemos una gran forma física.
Porque la mayoría compensaremos la ayuda que nos proporciona en determinadas situaciones con más tiempo encima de la bicicleta, y con esfuerzos que antes no podíamos afrontar porque teníamos que echar pie a tierra en numerosas ocasiones.
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